MINISTERIO DE SALUD DE LA NACION
“Ser o no ser… esa es la cuestión”
En la más famosa obra de William Shakespeare, Hamlet queda desolado ante la muerte de su padre y se debate entre sobrevivir con los sufrimientos existentes o dar fin a su existencia…. “Ser o no ser…”. Algo parecido ha sucedido con el Ministerio de Salud de la Nación, y seguramente como Hamlet, el Ministro y su equipo deben haberse hecho la misma pregunta cuando desde Presidencia le informaron de la degradación de Salud a la categoría de Secretaría.
Veamos cuales son algunos de los padecimientos que hacen a la vida del Ministerio de Salud de la Nación tan sufrida y llena de dificultades:
1. Luego de la descentralización de los Hospitales Nacionales a las Provincias, iniciada a fines de los años ´50, posteriormente con la particular organización de la Seguridad Social en cientos de Obras Sociales Sindicales en los ´60, y la desregulación de los ´90, nuestro sistema de salud está partido en mil pedazos y no es fácil conducirlo desde Nación e integrarlo, o al menos coordinarlo;
2. La Salud Pública “federalizada”, a cargo de cada Gobierno Provincial, y la Seguridad Social con un modelo “unitario” de conducción centralizada desde la Ciudad de Buenos Aires, tornan muy compleja la tarea de complementarse en el territorio, desafío al que tampoco el Ministerio de Salud Nacional logra resolver;
3. El gasto en salud en Argentina ronda el 8,5 % de su PBI. El Ministerio de Salud de la Nación sólo administra menos del 10% de ese gasto, padeciendo de una gran debilidad para regular y ejercer rectoría.
Entonces…. Volviendo al dilema existencial de Hamlet… ¿para qué sobrevivir en estas condiciones? ¿acaso vale la pena?…
¡Claro que si !!!!. Hay muchísimas razones para no resignar el Ministerio, para seguir ocupando ese espacio en el Gobierno, para que los problemas de Salud Pública formen parte de la agenda pública y de la agenda política, para honrar las gestiones de Ramón Carrillo o de Oñativia…
Para no ser demasiado extenso, pero de manera inapelable y contundente, podemos decir que mientras existan desigualdades territoriales evitables en nuestro país, que condenen a una manera distinta e injusta de enfermar y de morir a la población, es necesaria la existencia de la cartera nacional en Salud, convertida en el brazo operativo del Estado interviniendo y asegurando la asistencia de los que más lo necesitan….
Y así como Hamlet concluye su monólogo en que es en vano seguir pensando en el dilema que lo perturba y decide actuar, también es deseable que los profesionales y el personal de salud, junto a los ciudadanos que así lo entiendan, nos pongamos en acción reclamando enfáticamente al gobierno nacional la restitución del Ministerio de Salud.
Dr. Ramiro Huber
Médico Sanitarista