En el marco del Día Mundial de la Seguridad del Paciente te invitamos a leer el relato de Melisa Re médica terapista del Hospital Eva Perón y Hospital Modular de Rosario y estudiante de la Maestría en Gestión de Sistemas y Servicios de Salud:
En cuanto a la seguridad y protección del paciente hay que hablar primero de la protección que puede tomar cada individuo para cuidarse, esta es fundamental. Cada persona tiene en sus manos la forma de protegerse.
En lo que respecta a la protección del paciente a nivel institucional o sanitario, todas las instituciones trataron de adaptarse para dar una mejor respuesta. La protección del personal de salud es fundamental para lograr también la protección del paciente, así como lo es, estar en un hospital seguro.Todos los elementos de protección son muy necesarios pero es muy incómodo para el trabajo diario, la falta de recurso humano especializado es un gran problema del sector.
El contexto de pandemia es una situación muy dura para los profesionales de la salud que están dando lo mejor de sí, que manejan sus propios miedos, sensaciones y sentimientos de la mejor manera que pueden. También es duro para las familias (no pueden ver a su ser querido, no pueden ver al médico, la comunicación es telefónica, no se puede generar una relación médico paciente, médico-familia), para el paciente es muy dificultoso estar solo en una habitación. Pedimos a la familia que haga el sostén por medio de lo que es la llamada telefónica, porque toda esa contención sirve. La visita se considera en pacientes terminales, de esta manera el familiar tiene la posibilidad de despedirse de su ser querido.
Lo dificil que vivimos a diario es que el terapista vive con pacientes que están peleando entre la vida y la muerte, con soporte vital, y esta situación genera un estrés muy grande.Yo creo que hoy por hoy, los terapistas somos el blanco de batalla, la primera línea y la última, siempre se dijo que la primera línea era la guardia, pero como la mayoría de los pacientes que ingresa son críticos, van directo a terapia, un paciente crítico requiere un monitoreo, una atención, un procedimiento que juega entre la vida y la muerte de manera permanente. Hay mucho desgaste del terapista, mucho cansancio, mucho estrés.Hay días que hemos tenido de cinco a siete ingresos críticos y nos hace estar a nosotros al límite permanente.